Como comenté en la primera parte de esta entrada, este mes he decidido dedicarme de pleno a los disparadores creativos, ejercicios de escritura que ponen en marcha la imaginación a partir de una propuesta determinada.
En esta segunda parte, te cuento con más detalle el procedimiento que estoy empleando para escribir a partir de los mismos y las ventajas que tiene este tipo de práctica.
Para explicarte mi proceso de escritura he escogido el cuadro Golconda, del pintor René Magritte, ya que puede dar lugar a textos muy originales:
El principal objetivo del reto de los disparadores creativos es escribir todas las ideas que estos te sugieren. Para ello hay 3 sistemas diferentes:
1. Anotar en un papel (o en un programa como Scapple) palabras y oraciones sueltas sobre lo que la imagen te evoca, a modo de bombardeo de ideas, sin esforzarte por crear un texto cohesionado. Aquí van algunos ejemplos basados en el cuadro:
bombín, hombres infinitos, monotonía, invasión, otoño, ascensores invisibles, enviados especiales para vigilar la ciudad, invitados a una fiesta temática…
Como puedes comprobar, algunos de los términos u oraciones que he reunido no aparecen en el cuadro de forma explícita. Son el resultado de las asociaciones mentales que mi cerebro realiza a partir de lo que ve.
2. Escribir preguntas sobre la imagen a modo de guía. En este caso, no te conformes con las preguntas más obvias: busca la originalidad para ampliar las posibilidades de tu futuro texto. Algunas podrían ser las siguientes:
- ¿Por qué esos señores visten todos igual?
- ¿De dónde vienen?
- ¿Tienen familia?
- ¿Siempre viajan acompañados?
- ¿Cuál es su color favorito?
- ¿Trabajan, o se han jubilado?
- ¿Qué opinan sobre la subida del precio de la luz?
- ¿Dónde les gusta pasar las vacaciones?
- ¿Qué tipo de música les gusta escuchar?
Los dos primeros interrogantes son los que suelen venir a la mente nada más ver la imagen, pero es positivo que intentes responder a preguntas que no se deducen a partir del cuadro, por muy absurdas que parezcan. Es una forma infalible de activar el pensamiento divergente, lo cual te permitirá ofrecer respuestas más creativas.
3. Emplear la escritura automática, dejándote llevar. Puedes empezar por describir con detalle lo que ves en la imagen y después divagar sobre la misma. Un buen arranque podría ser:
Veo los hombres con gabardina cayendo, y me imagino que estarán detrás de la ventana, deben de estar haciendo muchísimo bulto en el suelo y a lo mejor se les arrugan los trajes. O tal vez se colocan ordenaditos y se ponen detrás de la panadería, en cola, a las ocho de la mañana en punto, antes de ir a trabajar a una oficina muy repetitiva en la que no paran de emitir facturas durante ocho horas, con una pequeña pausa para comer…
No te preocupes por crear una narración con planteamiento, nudo y desenlace. Lo importante es juntar el mayor número posible de ocurrencias. Ya habrá tiempo de seleccionar cuáles formarán parte de la versión final del texto que escribas.
La siguiente fase consistiría en seleccionar las ideas que más te han gustado y decidir el tipo de texto que crearás con ellas, pero eso ya es otro cantar: el reto de los disparadores creativos se limita a una recopilación en bruto, no elaborada, de lo que tu mente imagina.
Es posible que ahora mismo te estés preguntando de qué sirve emplear los disparadores creativos si el resultado no va a ser un texto acabado. Mi respuesta es clara: ¡esta práctica tiene varias ventajas!
Para empezar, te permite jugar con una idea y exprimirla hasta agotar sus puntos de vista. Es parecido a mirar los ingredientes de tu despensa y pensar en los suculentos platos que podrías preparar con las distintas combinaciones.
Por otro lado, te sirve para mejorar tu técnica. Escribir requiere práctica, y estos ejercicios te obligan a coger el boli y a aporrear el teclado para que tu imaginación fluya con todo lujo de detalles.
Por último, una vez hayas hecho uso de los disparadores creativos dispondrás de mucho material para crear la versión definitiva de tus textos. Contarás con personajes, escenas, artículos para tu blog, ideas para relatos cortos, escenas de novela, entrevistas absurdas… ¡Tendrás que hacer una lista de todo lo que quieres escribir!
Dicho esto, ¿te animas a despertar a todas esas ideas que revolotean por tu mente cual mariposas? 😀
¡Estupenda entrada! Gracias por tu esfuerzo en elaborarla y compartirla.
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¡Gracias a ti, David, por tu comentario! 🙂
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Muy útil Iraide! Cada vez que tengo un bloqueo, me enfado bastante y casi se me «apaga» el cerebro, si bien tengo comprobado que solo hay que hacer un pequeñito esfuerzo y así empiezo a imaginar cosas que aunque al principio puedan ser absurdas (como tu comentas en tu entrada) son el punto de partida para algo chulo 🙂
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¡Hola, María!
Conozco esa sensación, el momento en el que no sabes para dónde tirar, que parece que llegaras a una calle cortada. Yo creo que en ese momento tu cerebro te está haciendo señales para que explores nuevas rutas, opciones más estimulantes para el texto que estás escribiendo. 🙂
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Iraide
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