“¿Quiénes somos?” “¿De dónde venimos?” “¿Dónde narices he metido las llaves?” Son preguntas recurrentes para el género humano, sumido en el ámbito de lo trascendental.
La que yo te lanzo para que la apliques en la propuesta de escritura de esta semana es un poco más directa: “¿Qué haces aquí?”
La respuesta, la causa por la que ese sujeto o cosa están en ese preciso lugar, será el motor de tu historia, así que vamos a ver distintas maneras de enfocar tan angosta cuestión:
- Tu protagonista va a un sitio donde no debería estar ni por asomo, y le descubren. ¿Qué ha ido a buscar para correr semejante riesgo? ¿Va a recibir alguna multa o colleja por meter las narices donde no le incumbe?
- Tu personaje principal es quien lanza la pregunta. Se la puede dirigir a su antagonista, aunque eso es un tanto retórico, porque todos sabemos que ese personaje está ahí por el mero hecho de tocarle la moral al héroe (léase Javert persiguiendo a Jean Valjean en Los Miserables). También puede dirigirse a un personaje secundario algo torpón (me viene a la cabeza Catarella en las serie de novelas dedicadas al comisario Montalbano, de Andrea Camilleri) o a quienquiera que asome el hocico en ese instante.
- Tu protagonista se desdobla (simbólicamente) y se lo pregunta a sí mismo, cual borracho que despierta en casa ajena.
- La pregunta va dirigida a un objeto o animal que se creía perdido. Si este fuera un loro, probablemente te respondería asestándote un picotazo.
¿Qué te parecen las ideas? ¿Ves perfilarse una historia ya? ¡Pues agarra papel y lápiz y anota lo que se te haya ocurrido sobre la misma!
Cuando ya la tengas esbozada, arranca con el borrador, corrígela y, si quieres, deja un enlace a ella en la sección de comentarios. 🙂
Yo, más que una historia podría narrar la realidad (o varias) a partir de la pregunta: «¿Dónde narices he metido las llaves?»…
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