Si hay algo que me gusta aparte de palabrear, es descubrir la forma de motivarme para realizar esta actividad. Por eso, como te comenté la semana pasada, hoy te quiero contar cómo he logrado escribir semana tras semana en este blog sin desfallecer en el intento. 🙂
La primera diferencia con respecto a otros blogs que he tenido ha sido que he tenido claro sobre qué quería escribir. Para ello, hice una larga lista de posibles títulos de artículos que me sirvieron para decidir qué temas se podían agrupar en torno a las palabras.
Por suerte, comprobé que eran unos cuantos: curiosidades, consejos de escritura, reseñas literarias… La palabritis da mucho de sí y me alegro, porque no me gusta la obligación de tener que ceñirme a un nicho demasiado específico.
Esa lista no me dictaba lo que debía escribir en las semanas sucesivas, pero hacía la función de repositorio de ideas al que acudir en buscar de inspiración. Hoy por hoy la sigo a veces, y otras doy prioridad a ocurrencias más recientes.
Por otro lado, me apunté a Ironblogger, una comunidad de blogueros en la que te comprometes a escribir un artículo semanal so pena de pagar 5 euros si no lo haces. Eso duele, tanto en el bolsillo como en el orgullo.
El primer mes, la amenaza de la penalización sobrevolaba mi cabeza cada vez que pensaba en posponer la escritura de un post. Gracias a ello, he logrado mantener la regularidad dominical haga sol o llueva (lo que suele ser lo habitual donde vivo).
Con el paso de los meses, esa rutina autoimpuesta se ha vuelto hábito. Los domingos y Palabritis Aguda son indisolubles. La hora a la que escribo varía según las tareas que tenga que realizar ese día, pero hago lo posible por no dejar la escritura para el final, ya que no tendría tiempo de redactar a gusto y bien.
Lo de escribir una vez por semana y no más se debe a que no quería comprometerme en exceso para luego no poder cumplir lo acordado. Ahora sí que me atrevo con 2 artículos semanales, pero recomiendo ser prudente y asegurar una continuidad que te resulte asequible antes que decidir escribir a diario sin saber si tendrás tiempo y ganas de hacerlo.
Otro de mis secretos es mantenerme la curiosidad. Sigo leyendo artículos y libros relacionados con las palabras y la creatividad, y siempre surgen nuevos temas o maneras distintas de abordar los antiguos. Además, escribir aquí me ayuda a ordenar mis conocimientos al tiempo que los comparto con otras personas. Dicen que quien enseña aprende dos veces, y es cierto.
Por último, procuro que la preparación de cada texto me lleve un máximo de 90 minutos (a veces es algo más, otras veces menos). Así sé que puedo terminarlo en una sola sesión y me cuesta menos ponerme. Si aún así un día veo que estoy sin fuerzas, o poco animada para trabajar frente al ordenador, trato de premiarme cuando termino, o escribo a intervalos cortos con descansos de por medio.
¿Y tú? ¿Cómo te motivas para escribir en tu blog? ¿Con cuánta periodicidad publicas en él? ¿Lo haces en días concretos, o según va surgiendo?
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