RESEÑAS

Tu mundo imaginario

¡Hola, amante de las palabras!

Seguro que alguna vez te han dicho eso de que «estás en tu mundo», y es más que probable que en ocasiones hayas deseado que la posibilidad de habitar tu propio universo fuese real. 

Bueno, ¡pues ahora tienes la oportunidad de dar un paso hacia la realización de ese anhelo! ¿Cómo? A través de El mundo imaginario de [inserta tu nombre], de Keri Smith, donde podrás diseñar las características del entorno de tus sueños con todo lujo de detalles y con libertad total para desafiar las leyes de la realidad.

Así, la autora te invita a inventar los climas y paisajes que componen tu mundo, la arquitectura de sus edificios, las festividades y tradiciones que se celebran, los avances científicos que se han producido en él,  los superpoderes de los que gozan sus habitantes y hasta las aventuras que vivirás en él.

Por supuesto, eres libre de seleccionar las secciones que te apetezcan y descartar otras porque no encajan con tu universo, así como de confeccionar un mundo diferente (o varios) en cada sección. ¡Lo importante es que te diviertas a la vez que ejercitas tu creatividad!

Por otro lado, puedes reflejar tus ideas por escrito, a través de dibujos, mediante collages o combinando todas las técnicas. No sería una mala idea probar a hacerlo junto a otra persona, sobre todo si tiene práctica en un medio distinto al tuyo. El trabajo conjunto podría quedar precioso. 🙂

Es posible que te estés preguntando qué puedes hacer con tu mundo una vez lo has creado. Keri Smith propone que escojas las partes con las que más a gusto te sientas y las desarrolles y elabores de la forma que más te agrade: tal vez podrías escribir un relato que tenga lugar en uno de los paisajes que has descrito, o un poema que trate sobre un superpoder, o quizá te apetezca, ahora que se acercan los carnavales, disfrazarte como uno de los habitantes de tu original universo. 

Sea como sea, este libro es una magnífica herramienta no solo para quienes amamos palabrear, sino para todas aquellas personas que comparten sus ideas a través de distintas disciplinas. 😀

 

CONSEJOS DE ESCRITURA

6 tareas para ser una máquina de fabricar ideas

Uno de los regalos más bonitos que podemos hacernos es dejar libres a nuestras ideas: permitir que dialoguen entre sí, que se enreden y den lugar a asociaciones nuevas sin controlar demasiado el hilo de nuestros pensamientos.

Esto es de gran utilidad para los escritores, que además de incubar en nuestra mollera las tareas pendientes, las preocupaciones existenciales o los eventos de la jornada, también guardamos como oro en paño el argumento de una historia, el chiste que abrirá un monólogo, los rasgos de un personaje o la estructura de un poema.

La inspiración debe pillarte trabajando, sí, pero trabajar no solo consiste en enlazar palabras sobre el papel. También se extiende a otras actividades que, aunque sean pasivas en apariencia, gozan de un gran potencial creativo. He aquí una lista de las mismas (¡sírvete de ellas en la cantidad que a ti te apetezca!):

1. Pasear: Si optas por los paseos en soledad, te unes a las filas de muchos escritores y artistas que abogaban por el rítmico andar o por el vagar sin rumbo mientras a su paso absorbían impresiones visuales y acústicas.

La verdad es que las caminatas son un recurso fantástico que, además, puede tener lugar en entornos preciosos: parques, avenidas iluminadas por las luces de Navidad, playas, pueblos pintorescos… Tú decides el “cómo” y el “dónde”.

2. Sentarse en un banco: En ocasiones, esta acción suele ser un premio después de haber caminado mucho, ¡y bienvenida sea, sobre todo si va acompañada de un paquete de pipas!

Los bancos públicos, además de proporcionar descanso, nos convierten en espectadores cotillas del teatro cotidiano. Observamos al perrillo que corre alrededor de su dueño, a la chica que pasa a toda velocidad en bici, al niño que se cuelga de la mano de sus padres, a la cuadrilla de amigos que van soltando carcajadas… Además, nos permiten reflexionar de forma relajada mientras, a nuestro alrededor, el mundo se mueve.

Te recomiendo, por cierto, tener un cuaderno a mano por si descubres elementos (una frase, un sonido, una impresión visual) que puedan nutrir tus historias.

3. Ducharse: Los científicos deberían hacer un estudio sobre el poder de las duchas para abducir a quien entra en ellas. Por mucho que tengas la idea de que en diez minutos vas a estar fuera, una vez a remojo pierdes la noción del espacio y del tiempo. Eso les viene muy bien a las ideas que tenías enmarañadas en tus redes neuronales. Bajo el efecto del agua, se desinhiben y ves todo mucho más claro.

4. Fregar los platos: Cualquier tarea repetitiva ayuda a que la mente viaje lejos mientras las manos hacen su trabajo, así que, si te toca fregar, piensa que es por el bien de tu imaginación, que va a poder vagar a sus anchas (si tienes lavavajillas, opta por otra actividad que te guste más: ¿qué tal el punto, o los puzles?).

5. Mirar por la ventana (y si es con un buen café o té en la mano, mejor): La ventana es un palco desde el que asomarnos al mundo. A mí me gusta mucho hacerlo, ya sea para tomar el aire o para contemplar el trasiego de la calle, sobre todo cuando es de noche y casi todas las luces del vecindario están apagadas. Suele ayudarme a quedarme absorta en mis pensamientos. J

6. Tumbarse en la cama: Los momentos previos y posteriores al sueño son geniales para hacerte preguntas sobre tus proyectos artísticos y dejar que tus ideas vayan y vengan en un estado de duermevela. Además, soñar despierto mantiene a raya las preocupaciones “quitasueños”.

También está muy bien tumbarse en la cama o en el sofá a cualquier hora del día, y dedicar un rato a la vida contemplativa (es decir, a no hacer nada). En una sociedad tan obsesionada con la productividad nos hemos olvidado de las pausas nos ayudan a reflexionar, a darnos cuenta de que el mundo no se acaba si posponemos un poco nuestras obligaciones.

En resumen, cuando permites que tu cerebro deje de estar reconcentrado en la búsqueda obsesiva de soluciones, las ideas se acercarán a ti como polillas atraídas por la luz y querrán jugar unas con otras, plantear hipótesis imposibles y ayudarte a mirar el mundo con ojos renovados.

Por cierto, ¡aprovecho este artículo para desearte una muy feliz Nochebuena y una hermosa Navidad! 😀

TALLER DE ESCRITURA

Propuesta de escritura: Con un poco de azúcar…

Una de mis escenas favoritas de Mary Poppins es esa en la que la niñera ayuda a los niños a recoger su cuarto a base de chasquidos de dedos, gorgoritos y efectos especiales que hacen que los objetos vuelen. Lo que más me gusta de ella es el mensaje que afirma que cualquier actividad resulta más placentera «con un poco de azúcar» (hoy mismo lo he comprobado mientras planchaba al ritmo de la música). 

En la propuesta de escritura de hoy, quiero que ese azúcar se desparrame por tu historia, ya sea de forma literal o figurada. Aquí van una serie de sugerencias de te ayudarán a arrancar:

Tu historia se desarrolla en el país del azúcar: ¿Cómo es ese lugar? ¿Y sus habitantes? ¿Qué problemas vitales han de afrontar unos seres tan dulzones?

Tu relato está protagonizado por dos personajes empalagosos que se aman con vehemencia: ¿Cómo afecta ese carácter pegajoso y cansino a quienes les rodean? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Les aguarda un final feliz, o van a correr la misma suerte que Romeo y Julieta o que Jack Dawson al final de Titanic?

Tu personaje principal vive en un mundo tristón e insípido: «Ay, qué gente más sosa y qué rutina más aburrida» es el pensamiento más recurrente de tu protagonista. ¿Qué hace para que las cosas cambien? ¿Lo logra?

Tu «prota» es adicto al dulce: Golosinas, bollos, chocolate… Da lo mismo, cualquier ingesta de glucosa es buena. ¿Qué consecuencias tiene esa debilidad por lo azucarado?

¿Se te va ocurriendo alguna idea? Coge un cuaderno, un boli, hazte con un terroncito de paciencia y a ver qué surge.

Recuerda que puedes dejar un enlace a tu texto en la sección de comentarios, o mandarlo por correo a palabritisaguda@gmail.com para colgarlo en una entrada futura. 🙂

¡Que disfrutes de la escritura, y lo siento si te han entrado ganas de comer algún manjar glaseado! 

RESEÑAS

La ciudad de los libros soñadores

Hoy te quiero hablar de un libro que leí hace bien poco y que, de golpe y porrazo, se ha convertido en uno de mis favoritos. Se trata de La ciudad de los libros soñadores, del escritor alemán Walter Moers, famoso también por sus satíricos cómics.

Son muchas las obras que giran en torno al tema de la literatura: La sombra del viento, Signatura 400, La ladrona de libros o La librería ambulante son muestra de ello. También son numerosos los escritores que, en un ejercicio de autorreferencialidad, reflexionan sobre su profesión. Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza Paul Auster en Viajes por el Scriptorium, J. M. Coetzee en Juventud, Carmen Martín Gaite en El cuarto de atrás o Rosa Montero en La loca de la casa.

Sin embargo, nunca había dado con un homenaje a la literatura y al proceso creativo en el que hubiera tal despliegue de imaginación. El primer elemento excéntrico de La ciudad de los libros soñadores es Hildegunst von Mythenmetz, un dragón aspirante a escritor que recibe un importante manuscrito de manos de su padrino literario poco antes de que este exhale su último suspiro.

La ciudad de los libros soñadores

Dicho documento conduce a nuestro protagonista a Bibliópolis, ciudad que, como ya habrás intuido, gira en torno a la literatura. Allí se lee, se recita, se compran y se venden escritos, se buscan mecenas y se veneran las librerías de viejo. También es el lugar donde Hildegunst von Mythenmetz es engañado y conducido a las Catacumbas, la cara oculta de la ciudad.

En esa inmensa construcción subterránea desaparece todo atisbo de civilización. Los monstruos campan a sus anchas, los taimados cazadores de libros arriesgan su vida por encontrar obras codiciadas en Bibliópolis y los libros tienen la capacidad de envenenar y de matar. Además, en lo más profundo de dicho submundo habita el Rey de las Sombras, una presencia a la que todos temen.

A lo largo de las páginas de La ciudad de los libros soñadores, presenciarás cómo von Mythenmetz se adentra más y más en las Catacumbas al tiempo que se enfrenta a peligros de todo tipo. Esta bajada a los abismos es una metáfora de la búsqueda de la voz literaria del protagonista, que antes de agarrar la pluma y verter sus palabras en el papel ha de nutrirse de literatura, empaparse de la imaginación de los grandes autores y atesorar experiencias vitales. Se trata, pues, de un rito iniciático que todo artista novel ha de llevar a cabo.

Como puedes ver, esta novela tiene diferentes niveles de lectura, y por ello resulta apta tanto para los más jóvenes (a partir de 11-12 años), que disfrutarán con las peripecias de Hildegunst von Mythenmetz, como para los adultos, que desearán ponerse a inventar sus propias historias. Así que, si disfrutas por igual de la lectura y de la escritura, te invito a visitar la ciudad de los libros soñadores. ¡No te arrepentirás! 🙂