CONSEJOS DE ESCRITURA

6 tareas para ser una máquina de fabricar ideas

Uno de los regalos más bonitos que podemos hacernos es dejar libres a nuestras ideas: permitir que dialoguen entre sí, que se enreden y den lugar a asociaciones nuevas sin controlar demasiado el hilo de nuestros pensamientos.

Esto es de gran utilidad para los escritores, que además de incubar en nuestra mollera las tareas pendientes, las preocupaciones existenciales o los eventos de la jornada, también guardamos como oro en paño el argumento de una historia, el chiste que abrirá un monólogo, los rasgos de un personaje o la estructura de un poema.

La inspiración debe pillarte trabajando, sí, pero trabajar no solo consiste en enlazar palabras sobre el papel. También se extiende a otras actividades que, aunque sean pasivas en apariencia, gozan de un gran potencial creativo. He aquí una lista de las mismas (¡sírvete de ellas en la cantidad que a ti te apetezca!):

1. Pasear: Si optas por los paseos en soledad, te unes a las filas de muchos escritores y artistas que abogaban por el rítmico andar o por el vagar sin rumbo mientras a su paso absorbían impresiones visuales y acústicas.

La verdad es que las caminatas son un recurso fantástico que, además, puede tener lugar en entornos preciosos: parques, avenidas iluminadas por las luces de Navidad, playas, pueblos pintorescos… Tú decides el “cómo” y el “dónde”.

2. Sentarse en un banco: En ocasiones, esta acción suele ser un premio después de haber caminado mucho, ¡y bienvenida sea, sobre todo si va acompañada de un paquete de pipas!

Los bancos públicos, además de proporcionar descanso, nos convierten en espectadores cotillas del teatro cotidiano. Observamos al perrillo que corre alrededor de su dueño, a la chica que pasa a toda velocidad en bici, al niño que se cuelga de la mano de sus padres, a la cuadrilla de amigos que van soltando carcajadas… Además, nos permiten reflexionar de forma relajada mientras, a nuestro alrededor, el mundo se mueve.

Te recomiendo, por cierto, tener un cuaderno a mano por si descubres elementos (una frase, un sonido, una impresión visual) que puedan nutrir tus historias.

3. Ducharse: Los científicos deberían hacer un estudio sobre el poder de las duchas para abducir a quien entra en ellas. Por mucho que tengas la idea de que en diez minutos vas a estar fuera, una vez a remojo pierdes la noción del espacio y del tiempo. Eso les viene muy bien a las ideas que tenías enmarañadas en tus redes neuronales. Bajo el efecto del agua, se desinhiben y ves todo mucho más claro.

4. Fregar los platos: Cualquier tarea repetitiva ayuda a que la mente viaje lejos mientras las manos hacen su trabajo, así que, si te toca fregar, piensa que es por el bien de tu imaginación, que va a poder vagar a sus anchas (si tienes lavavajillas, opta por otra actividad que te guste más: ¿qué tal el punto, o los puzles?).

5. Mirar por la ventana (y si es con un buen café o té en la mano, mejor): La ventana es un palco desde el que asomarnos al mundo. A mí me gusta mucho hacerlo, ya sea para tomar el aire o para contemplar el trasiego de la calle, sobre todo cuando es de noche y casi todas las luces del vecindario están apagadas. Suele ayudarme a quedarme absorta en mis pensamientos. J

6. Tumbarse en la cama: Los momentos previos y posteriores al sueño son geniales para hacerte preguntas sobre tus proyectos artísticos y dejar que tus ideas vayan y vengan en un estado de duermevela. Además, soñar despierto mantiene a raya las preocupaciones “quitasueños”.

También está muy bien tumbarse en la cama o en el sofá a cualquier hora del día, y dedicar un rato a la vida contemplativa (es decir, a no hacer nada). En una sociedad tan obsesionada con la productividad nos hemos olvidado de las pausas nos ayudan a reflexionar, a darnos cuenta de que el mundo no se acaba si posponemos un poco nuestras obligaciones.

En resumen, cuando permites que tu cerebro deje de estar reconcentrado en la búsqueda obsesiva de soluciones, las ideas se acercarán a ti como polillas atraídas por la luz y querrán jugar unas con otras, plantear hipótesis imposibles y ayudarte a mirar el mundo con ojos renovados.

Por cierto, ¡aprovecho este artículo para desearte una muy feliz Nochebuena y una hermosa Navidad! 😀

CONSEJOS DE ESCRITURA

Jugar por jugar

Ayer leí este artículo del artista Danny Gregory, autor de The Creative License, en el que reivindica nuestro derecho a pintar y dibujar como cuando éramos niños, por el puro placer de hacerlo, sin planear con antelación la obra que queremos crear ni anticipar un resultado determinado

Gregory transmite muy bien la sensación de libertad que produce jugar por jugar, como diría Sabina, y la creatividad visceral que se general a partir de ella. ¿Quién no ha disfrutado haciendo garabatos con un pincel, o emborronando el papel con ceras de colores? 

Pues bien, esta falta de expectativas, esta forma de crear libre de toda estructura, también se puede aplicar al ámbito de la escritura.

Para mí, se asemeja a la llegada de las vacaciones escolares cuando era niña. ¡Fuera la mochila, las obligaciones, los horarios! ¡Bienvenido el permiso para experimentar, para empezar el cuaderno por la mitad, para desvariar!

Es la hora del juego: puedes escribir lo que se te antoje. Da igual si es un texto inconexo, la lista de la compra de un extraterrestre, el monólogo de un muñeco de juguete, la oda a una lavadora, un lenguaje inventado, las confesiones a tu diario, la narración de lo que has hecho hoy, una receta mágica, tres deseos al genio de la lámpara, un discurso rimbombante para cuando te den el Nobel de Literatura, un cuento sin acabar, una definición inventada o la gramática de un idioma inexistente. La cuestión es improvisar, dar rienda suelta a tu palabritis y dejar que te lleve donde quiera.

Alphabet

¿Con qué fin? Con el de disfrutar, con el de ser tan feliz como cuando te bañas en la playa, te tomas un helado, lees un libro o pasas una tarde riendo con tus amigos. Con el de recuperar esa sensación infantil de estar en el momento presente, gozando de la textura de las palabras. 

Si buscas una respuesta más pragmática, también te la puedo dar: con el fin de inspirarte, porque, cuando dejas que tu creatividad fluya por los caudales no habituales, asoman ideas y asociaciones que de otra manera podrían haberse quedado pululando por el limbo de la imaginación sin llegar nunca a la superficie. 🙂

¡Feliz escritura!