Una de mis escenas favoritas de Mary Poppins es esa en la que la niñera ayuda a los niños a recoger su cuarto a base de chasquidos de dedos, gorgoritos y efectos especiales que hacen que los objetos vuelen. Lo que más me gusta de ella es el mensaje que afirma que cualquier actividad resulta más placentera «con un poco de azúcar» (hoy mismo lo he comprobado mientras planchaba al ritmo de la música).
En la propuesta de escritura de hoy, quiero que ese azúcar se desparrame por tu historia, ya sea de forma literal o figurada. Aquí van una serie de sugerencias de te ayudarán a arrancar:
Tu historia se desarrolla en el país del azúcar: ¿Cómo es ese lugar? ¿Y sus habitantes? ¿Qué problemas vitales han de afrontar unos seres tan dulzones?
Tu relato está protagonizado por dos personajes empalagosos que se aman con vehemencia: ¿Cómo afecta ese carácter pegajoso y cansino a quienes les rodean? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Les aguarda un final feliz, o van a correr la misma suerte que Romeo y Julieta o que Jack Dawson al final de Titanic?
Tu personaje principal vive en un mundo tristón e insípido: «Ay, qué gente más sosa y qué rutina más aburrida» es el pensamiento más recurrente de tu protagonista. ¿Qué hace para que las cosas cambien? ¿Lo logra?
Tu «prota» es adicto al dulce: Golosinas, bollos, chocolate… Da lo mismo, cualquier ingesta de glucosa es buena. ¿Qué consecuencias tiene esa debilidad por lo azucarado?
¿Se te va ocurriendo alguna idea? Coge un cuaderno, un boli, hazte con un terroncito de paciencia y a ver qué surge.
Recuerda que puedes dejar un enlace a tu texto en la sección de comentarios, o mandarlo por correo a palabritisaguda@gmail.com para colgarlo en una entrada futura. 🙂
¡Que disfrutes de la escritura, y lo siento si te han entrado ganas de comer algún manjar glaseado!
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